La ansiedad

La ansiedad lo trastornaba aquella noche de Octubre,
sus miedos y celos emanaban como humo nocturno,
el viento y la soledad de oscuridad todo cubre,
pensaba y pensaba que se quedaría siempre taciturno.

Mientras bebía un café y escuchaba soplar el viento,
escribía poemas para desahogar todo el temor
que le producía la incertidumbre de su sentimiento,
se preguntaba si en verdad era justo tanto dolor.

Sintió esa noche que la vida parecía no ser justa,
mientras recordaba a su amada, a la mujer bella,
a la única que en su mente herida se incrusta,
a aquella, que en la realidad, es lejana como estrella.

No tuvo opción, siguió enamorado, aunque frustrado,
sabía que no encontraría otra que lo enloqueciera
como lo había hecho ella, ya que el amor ha emanado.
Murió con la esperanza de que todo floreciera.

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