“La muchacha y el árbol”


Ella se sentó bajo el árbol,
bajo su perenne sombra,
bajo su sabiduría,
bajo su avanzada edad.

Ella observó que el árbol
solo dejaba caer frutos podridos,
solo dejaba caer las hojas secas,
se desprendía del pasado.

Ella admiró al árbol,
porque no tenía miedo
de dejar el pasado atrás,
esa era la clave para seguir verde.

Ella aprendió del árbol,
que esperaba su tiempo,
su cosecha anual, sin apurar nada.
Ella quiso ser como el árbol,
hasta que ambos murieran de pie.

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