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Soldado

Soy un soldado, joven, pero soldado al fin, el arsenal de mi ejército consiste en letras, yo por mi parte, llevo vasta munición de sentimiento, está rodeada mi cintura con balas que son versos, que en ráfagas forman estrofas con palabras que riman. Refugiado en las hondas trincheras del papel, asomo solamente mi mano y aprieto el gatillo de mi pistola de grafito, para bombardear de música las hojas. Lanzo granadas de sentimiento que junto con las balas, siempre tiran a matar, a matar la tristeza, el desamor y la soledad. Soy un joven soldado que levanta su pecho en la guerra, en la guerra que disputa el corazón y la razón, herido, trato de seguir disparando balas de grafito que hieran el papel, que maten tristezas, desamores y soledades, y a pesar de que estoy herido, joven y rasgados están mis poemas, siento orgullo de ser un soldado y ser reclutado en este ejército, siento orgullo de ser un soldado que escribe.

“Léeme”

He aprendido de memoria tu rostro, tus mejillas, tus ojos, tu mirada, tu piel, he leído tus labios y memorizado esa sonrisa, que es lo que más me gusta ver de ti. He vivido noches añorando que leas mis ojos, que descubras lo que no puedo decir con palabras, he vivido días añorando verte y que me veas, para pasar aunque sea un momento recostado a tu hombro. Después del ejercicio de leerte entera por fuera y por dentro, descubro que eres un libro de infinitas páginas y que nunca deja de oler a nuevo. Descubro que eres el libro que quiero leer el resto de mis días. Y yo, no hago más que mostrar mi portada añorando que me leas, he salido de los estantes de la soledad para ofrecerme ante ti, quizá no sea un libro nuevo y esté rasgado por maltratos, pero he tratado de tener el mejor contenido, solamente añoro que como yo te leí, tú con cariño me leas.

¿Qué soy?

Hoy, soy savia de un tronco partido de un árbol que talado sangra incesante. Soy eso que se desmenuza después de morir, soy un peatón en la carretera de las decepciones. No soy más que un corazón que derrama herrumbre a raudales, que se ha endurecido como plantas de los pies que caminan descalzas. Soy una planta aplastada por el sol quemante de marzo, que deshidratada clama a los cielos por una gota de agua. No soy más que fantasía plasmada en papel, soy el grafito que tatúa las hojas que sangran al sentir lo que escribo. Soy estas uñas de mis dedos carcomidas por la ansiedad, soy estos ojos que viendo borroso entre lágrimas te escriben. Esta noche soy un buscador de un por qué, soy un repartidor de culpas y por desahogarme escribo desesperado. Al final, la confusión me hace preguntarme insistente ¿Qué soy? si ella se ha ido, si no volverá, si no siente… No soy nada…

Esta noche

Esta noche canta el viento, silbando canciones incomprensibles, esta noche escribe mi alma sin pensar. Las nubes que pasan de norte a sur me dicen que hace días no le veo, que le extraño aún sin saber por qué. Esta noche sangra un beso, porque me mordí los labios mientras pensaba en ella y lloraba. Esta noche mi mente no piensa y le da vía libre a mi corazón. Esta noche escribo para ella, me vigila media luz de luna nostálgica, me obliga mi alma inquieta y sedienta… Esta noche hay odio, amor, rabia y temor, tanto, que no cabe en estos versos, agridulce te escribo, siempre más agrio que dulce. Esta noche lloran los ojos de un sensible poeta, a quien le duele el golpe que me vas a dar. Esta noche duele mi impotencia, aún haciendo todo lo que estuvo en mis manos por ti. Esta noche sangran versos, duele el alma, duele verte creer mentiras de otro. Esta noche duele luchar por ti y haberte perdido.

¡Vete!

Vete, vete con él, pero no dejes rastro, que lágrimas me ha costado demoler lo que construí, vete, vete con él, ese él será el precio que vas a pagar. Vete, tú lo decidiste, tu indiferencia pierde peso en mí, vete, vete con ese que entre más te conozca menos te va a querer. ¡Vete y no insistas en volver, que yo no soy plan B de nadie! Vete con él, que cree ser rey de tu castillo y no llega ni a bufón, porque en tu castillo solo hay una reina de papel. Vete, vete con él, ese él será el precio que vas a pagar. Vete, sigue construyendo un castillo de naipes junto a él vete y no llores cuando el viento y el tiempo voten los naipes. ¡Vete y no llegues a llorarme, que yo no soy pañuelo de nadie! Vete, que yo ya he enviado mi corazón a intervención quirúrgica, he puesto anestesia para no sentir el dolor de tu maltrato e indiferencia, he pasado el bisturí por cada área afectada por tu ingratitud, y no me ha quedado el corazón roto, solo quedó una cicatriz más…

¡Vive!

Esta mañana, el latido de tu corazón te despierta, ese, es motivo suficiente para ser feliz, no dejes de valorar cada latido, no lastimes a nadie, camina por la vida, que ella sola te guía. No desprecies ni ignores a personas inocentes solo porque alguien ha hecho eso contigo. No dejes que la mañana se convierta en mediodía sin antes haber dicho al menos un buenos días. Aprende tanto del sabio como del tonto, conviértete en receptor de conocimiento, comparte lo que sabes,  con el sabio y con  el tonto, sé también un emisor de conocimiento. No busques nunca el amor, no lo fuerces, que sea él quien toque la puerta de tu remendado corazón, deja entrar lo bueno en tu alma, y si se filtra algo malo sácalo y deja solo la experiencia. En la noche, reflexiona sobre lo vivido, verás que maduraste, que aprendiste, que te pasó algo bueno y algo malo. Tu corazón sigue latiendo, hoy, este día que completaste, ese, es motivo suficiente para alegrarse y entender que h...

¿Qué le diré?

¿Qué le diré a los días? Si hoy te has ido para siempre. ¿Qué le diré a mis manos? Que sudan por tu ausencia y claman juntarse con las tuyas. ¿Qué le diré a la gente? Si mis ojos no pueden ocultar el dolor que me provocas. ¿Qué le diré a mis brazos? Si nunca más se fundirán contigo en un abrazo nocturno. ¿Qué le diré a mis hombros? Que extrañan las tardes en las que te recostabas en ellos. ¿Qué le diré a mi alma? Si tú estabas tan adentro mío y mucho más allá de ella. ¿Qué le diré a mis ojos? Cuyas pupilas inevitablemente se dilataban al verte. ¿Qué le diré a mi boca? Que te extraña y se seca, se muerde y sangra un beso frustrado. ¿Qué le diré a mi nariz? Que busca desesperada e instintivamente tu olor inmortal. ¿Qué le diré a mis noches? Sin tu desnudo, sin tus susurros, sin tu alma cerca, sin ti. ¿Qué le diré a la luna? Que a pesar de ser testigo de lo nuestro no encuentra un porqué. ¿Qué le diré al sol? Que ya al alumbrarme me encuentra solo y avergonzado de mí mismo. ...