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“Recortes”

Puede el séptimo mes partirse a la mitad pronto. Puede ser el tiempo edulcorante para el mal de amor. Puede la rutina poner lápidas a lo que una vez fue diferente. Puede la soltería repentina crear una adicción. Puede el negro de mi tinta, tener mil colores en un poema. Puede cada axioma del cerebro ser una galaxia en una mente superior. Puede jugar uno al fuego con alguien, quemarse y tratar de llamarlo amor. Puede que este poema sea como recortes, pero leer cada uno por separado, hace bailar los sesos con un ritmo distinto.

“Claustro mental”

Es un espacio cerrado mi mundo, laberinto de neón y música ochentera, letras, pensamientos y frases, acordes musicales que nunca aprendí. Me confieso complicado, pero hay poca gente osada que entró y empezó a conocer mi mundo, como bebé que apenas fue parido. Disgustados abandonaron muchos, arrepentidos quisieron volver porque me valoraron hasta después… Gustosos se quedaron unos diez… Diez que me leyeron como jeroglíficos, de axiomas y neuronas que bailan conectados. De los diez que entraron he leído sus mentes, las conozco como ellos me conocen, Con la premisa de que le prometo reciprocidad ¿Se animaría usted también a entrar?

“Reflexiones de junio”

En la mitad del sexto mes me hallo, en una tensa calma, convulso escenario. ¿Cuántas verdades esta noche me callo? Mientras me interrumpe un lejano campanario. Mi mente extraña la paz de viajar en recuerdos, pero también me agradece el ejercitarla cada día. ¿Por qué para olvidar solemos ser tan lerdos? Y para recordar somos fieles como alarma de relojería. Partido el mes de junio ya por la mitad, como grano de café, he de buscar dentro del problema de cuatro paredes una oportunidad, y cada noche enciendo una vela con fe cual señora que peina canas en el altar de las verdades. Nublada se halla la noche que me despeja los versos, poesía café, una mesa pequeña y el cincel de mi tinta, Ojalá pudiera ser yo tan recíproco como son los besos. Resuena el verso anterior una vez, la segunda… la quinta

“Escudo mental”

Como un visitante del mar, observo una ola de ovejas blancas, chocar contra mi libre pensar como el agua salada golpea la piedra. Como un anciano profeta, observo hacerse realidad aquellas afirmaciones que hacía, y por las que me trataron de loco. Con el paraguas de discernimiento, he de observar a mentes vacías mojarse, y hundirse en los enormes charcos del chaparrón de la ignorancia. En el gimnasio de las letras abierto las veinticuatro horas, está el entrenamiento para el mejor músculo, y todos podemos elegir nuestra rutina.

“Lo que soy”

La vida no solo me dio limones sino que me los dio exprimidos, siempre tomé el camino difícil, y no solo hice limonada, sino que hoy como pie de limón. Eso es lo que soy. Un tonto con buena memoria, entrené mi mente con libros, leí tanto que empecé a escribir, hoy tomo café con mi propia poesía, y me corto las venas con historias inventadas. Eso es lo que soy. Ángel y santo para algunos pocos, arrogante y egoísta para algunos otros y el malo en la historia de alguien. perdono las ofensas así como a los que ofendo me perdonan, Eso es lo que soy. Perdedor, porque de lo contrario nunca hubiese ganado. Cobarde, porque de lo contrario, no sería valiente. Oveja negra, porque de lo contrario sería vacío de mente. Mi músculo  más ejercitado el cerebro. Escribo sujeto a mi creativa mano izquierda. Hace tiempo olvidé lo que es la palabra “No”. Eso es lo que soy.

“Dimes y diretes”

Dicen que nunca es tarde pero tarde puede ser nunca. ¿Cuántas veces hemos quedado en la víspera de un tal vez? Dicen que no hay mal que por bien no venga. Pero ¿Qué es el bien y qué es el mal? Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero ¿Cuánto duele el tiempo? Dicen que vivir es un milagro y que dormir es morir un poco. Pero ¿Cuánto hemos vivido y cuándo hemos muerto en vida?

“Realidades”

He creído saber de todo, ser dueño y señor de la verdad, pero la realidad es que si acaso sé un poco de cada cosa. He salido con todas las que me han gustado, pero la realidad es que me he enamorado de pocas. He escrito cientos de poemas, con rima o sin ella, pero la realidad es que el título es lo último que escribo. He creído que he vivido lo suficiente, que he caminado y  logrado mucho pero la realidad es que astronómicamente no he vivido ni una fracción de un año luz.