“La musa de este poema”



Los azares a veces dejan de ser azares,
y se aparecen como alados seres
venidos de inesperadas conversaciones,
y cielos fríos despejados de después de Navidad.
Así conocí a la musa de este poema…

La musa de este poema no tiene comparación,
soy árbol y ella me ama aunque se me caigan las hojas,
porque sabe que aún sin hojas, mi tronco es fuerte,
mi madera interna sigue estando intacta.

La musa de este poema rema conmigo en este barco,
no importa que a veces dudemos ella y yo del destino,
ella sabe que si vamos juntos, llegaremos juntos.

La musa de este poema dice que soy un sol,
y si esa musa llora un día, yo iluminaré sus lágrimas
y las haré brillar como el rocío en un arcoíris.

La musa de este poema es un ángel
y yo seré de hoy en adelante sus alas.

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