Entradas

Mostrando entradas de abril, 2015

Diferencias

Las piezas de tus ideas no encajan con las mías, nuestros recuerdos y cicatrices difieren en demasía, pero los deseos de nuestras almas, parecen complementarse, como piezas de un desordenado rompecabezas. Pueden ser nuestras vidas tan distintas como las cartas de un naipe, pero un sentimiento tan similar nos une, sin saber aún si somos el uno para el otro. Nada nos une, nada nos separa, pero siento ese deseo de conocerte más, y que en cada encuentro conmigo tú te sientas más tú, más tuya, y yo me sienta más yo, más mío, pero al mismo tiempo, yo te sienta más mía y yo me sienta más tuyo. Quizá seamos polos opuestos, quizá entre los dos sumemos mil defectos, o quizá seamos arena y mar, playa y sol, tierra y luna, estrellas y noche… Pero algo sienten nuestras almas, que amén de nuestras mil diferencias, se sobrepone y pide que nos unamos…

Estoy viviendo

Estoy viviendo entre abismos alternados con mares de tranquilidad. Tengo un ángel en mi hombro derecho y un demonio en mi hombro izquierdo. Estoy viviendo entre árboles caducifolios que no saben si florecer o tener hojas. Hay un corazón que blindado se acomoda en las esquinas de los áticos por miedo. Estoy viviendo entre algas y corales del mar turbio y sin olas de mis sueños. Mientras una lágrima de frustración rueda por mis ásperas y blancas mejillas. Estoy viviendo entre hojas de papel, entre versos y gotas de tinta que riman. Me embriago una vez más con poesías sin miedo a la embriaguez de letras, ni a la resaca que me dirá que escriba más.

“El Reloj”

Juntas como las agujas del reloj cuando marcan la medianoche, están mi soledad  y mi nostalgia. La esfera de números apremia, y la noche baña el minutero… El segundero insiste en trémulos pero constantes sonidos idénticos, siempre rutinario, siempre el mismo… Los recuerdos vanos repican cada minuto y las ganas de pensar en ella cada segundo. Inmersas en números del uno al doce, caminan mis noches de mesas, café y letras, sigo tomado por las garras de sus manecillas, que no paran de dar vueltas y jugar con mis recuerdos. A veces deseo soltarme, otras me aferro a esas manecillas, a veces deseo que caminen para atrás, otras veces que caminen más rápido, pero más allá de mis deseos, de mi dolor, sé que ese reloj siempre tendrá el mismo caminar, constante, sin piedad y siempre, siempre hacia adelante.