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Doña Hermidia

Era un día oscuro y fresco en el pueblo de Charco Amarillo, un pueblo muy excéntrico situado en la frontera del país donde los pobladores vivían tan solo con lo que cultivaban, era un lugar donde los sucesos de carácter nacional no pasaban siquiera por las mentes de los habitantes. En el pueblo se vivía con mucha dependencia de los cultivos, por lo que frecuentemente se vivían épocas de hambrunas debido a las sequías que afectaban los alrededores del lugar. En el centro del pueblo residía una familia: los Ayala, una familia de tamaño normal, conformada por dos hijos, acompañados de su padre y madre, los Ayala eran económicamente la familia más poderosa del lugar, acumulaban más riqueza y por lo tanto más y mejores tierras. Manuel, el mayor de los dos hijos era quien llevaba la batuta de la familia, ya que el padre había envejecido mucho y se encontraba enfermo. Manuel era un hombre de contextura delgada, alto, esbelto, era un excelente negociante y el más exitoso de los hermanos Ayala,

"Propuestas sabor cereza"

Una cena después del trabajo   un día entre semana   como dos no tan jóvenes ya...       Dejamos de ser dos extraños,   No nos veíamos como en las fotos,   pero la química es ama y señora...     Saqué la cabeza del caparazón   que recubría mi mohoso corazón.   Es que me lo proponía con la mirada!      No pregunté si era para una noche o para una vida...   Tenía una propuesta que me gustaba   Y me dieron lápiz labial en la boca para firmar...     Estampada la firma no hay vuelta atrás,   me sentí como el astronauta ajeno que ve la Tierra   y se dice: "De todos modos nadie sale vivo de ahí".     Varias cenas y copas de vino después   aún no sé si es para una vida, pero sí para muchas noches,   Y cada noche renuevo la propuesta con labial nuevo...  

Martes 13

  En noches como esta, he apretado mis puños y he comprendido la importancia de construirme a mí mismo. Hoy me sostiene lo que construí, me sostiene el amar lo que hago, me levantan las bases que armé y mientras las erguía, me caí muchas veces. Soy una mezcla de experiencias blancas y negras, si pudiera observarlas serían como ver un tablero de ajedrez. Ya no duele, aunque me vuelva a pasar, aquello que una vez dolió mucho porque construí bases, porque soy mucho más que el yo del pasado. Sigo creyendo en mi Dios…

Si se callara el ruido

  Si se callara el ruido, los silencios hablarían y los te amos se dirían con las pupilas dilatadas de unos ojos claros. Si se callara el ruido moriría el arrogante, y harían ruido los grillos y más gente voltearía a mirar la luna taciturna. Si se callara el ruido, de las bocas con frases trilladas, moriría lo falso del interés, Si se callara el ruido, surgiría todo sin forzarlo… Si se callara el ruido me alcanzaría esta media hora que le queda al día para escribir estos versos.

Impás

  A veces la paz mental necesita limpiar la mente como agua a presión sobre el verde musgo del cemento. A veces entre un beso conocido y un beso nuevo, debe haber un enjuague mental con el Listerine de la razón. El tiempo pasa a segundo plano y entre sacar un clavo y meter otro no importa si necesitas semanas, meses o años, pero se debe descansar. Una vez desintoxicada, la mente querrá estar sola, tanto, que no querrá bajarle la luna a alguien, sino solo sentarse debajo de ella… a contemplarla…

Sui generis

  Él no sabía cortejar, eso que ella llamaba “echar el cuento”. Lo que tampoco sabía, es que justamente eso era lo que lo hacía especial. Ella, cansada de frases trilladas, de hombres que imponen su ego que buscan solo carne fresca, encontró en él algo que surgía… Se le aparecía en una corta conversación, tres días no, uno sí, luego otros tres no, pero ese día que aparecía, tocaba fibras que hacían que ella se acostara con las pupilas dilatadas, el corazón hinchado y los ojos brillosos… Ella pensó que quizá entre tanta trivialidad, lo que surge así era lo que ella estaba esperando, y ansiaba esa primera salida, como se ansía el desayuno… Pensó también que donde todo surja, donde no haya que pedir el primer beso, donde la primer caricia sea mutua, donde el amor no existía pero se construyó, donde no se dan cuenta cuando se pasa de amigos a novios… Ahí es…

Ave de paso

  En mi camino empedrado, he comprendido lo que soy o quizá ni siquiera soy quizá solo fui y seré, porque el presente, es un milisegundo entre el pasado y el futuro. Comprendí que puedo escoger entre tener una vida larga y aburrida, o una corta y emocionante. Comprendí que en mi esencia está lo que es correcto e incorrecto, desafíe esto o no al orden asqueroso establecido por la suciedad de la sociedad. Comprendí que el amor no existe, que se construye, que es de las pocas cosas que podemos crear sin usar herramientas, tan abstracto, tan bello, tan alejado de la carne y del cuerpo… Comprendí también, que no soy más que vida, que paradójicamente ha escogido mi cuerpo para pasar un tiempo, como ave de paso…