Poemas y ocurrencias

 Rotación cuarta/Día orbital primero/Año segundo del tercer milenio Desperté, en mi morada bajo la superficie, hoy, el espeso efecto invernadero me obligó a ponerme mi traje de silicio, a pesar de que mi mano izquierda es prácticamente una prótesis dada la última quemadura que tuve, al intentar mezclar etano en mi laboratorio con sustancias que encontré en un meteorito que increíblemente pasó nuestra atmósfera, saldré a ver si no hay mucho vapor de metano hoy. Rotación Séptima/Día orbital primero/Año segundo del tercer milenio Cerca de donde vivo, hay un lago de metano y una duna muy alta, donde he improvisado un observatorio y tengo una lente con la que puedo observar la estrella madre, esa enana amarilla que ilumina desde lejos tanto al satélite donde vivo como al planeta padre, el cual está rodeado por anillos, pero yo desde aquí lo veo distinto a como mis teorías apuntan que se ve desde otros planetas, yo veo al planeta padre con los anillos verticales, estoy casi seguro que de

En el epílogo del décimo mes del año, tendré que firmarle un cheque en blanco a la nostalgia, pagaré un mes más de alquiler en mi piso en la calle soledad. Cabe decir que no he hipotecado mi corazón. En el camino de diez meses, almas vacías han pasado por terrenos valiosos, sin siquiera llegar a ser la raíz cuadrada de mí mismo. Cabe decir que no juego a los dados ni al azar. En el camino de diez meses, no hay abono para esta planta que derrama savia. No hay vino para una copa que quedó vacía. Cabe decir que no soy del beber asiduo inquilino. En el epílogo del décimo mes del año. He de decir que abundan mujeres para una noche, pero yo estoy para una mujer para una vida. Cabe decir que no digo mentiras piadosas.

Puedo estar en el peor de tus ayeres puedo estar en el mejor de tus mañanas y siempre, en ambas, mi esencia será la misma, porque soy lo que conoces de mí, ni más ni menos. Puedo estar en el peor de mis enojos, puedo llorar de felicidad por lo más sencillo, y siempre, en ambas, mi esencia será la misma, porque soy lo que conoces de mí, ni más ni menos. Puedo dar incluso sin esperar nada a cambio, puedo recibir a veces más de lo que yo doy, y siempre, en ambas, mi esencia será la misma, porque soy lo que conoces de mí, ni más ni menos. Puedo amar tanto que ciego haría cualquier cosa puedo desenamorarme de la misma forma, y siempre, en ambas, mi esencia será la misma porque soy lo que conoces de mí, ni más ni menos. Puedo estar para siempre dando todo de mí, puedo irme sin despedirme si lo deseas, y siempre, en ambas, mi esencia será la misma, porque soy lo que conoces de mí, ni más ni menos.

Ella estando rota,  aparentemente débil, fue capaz con su mente  de armarse, de reconstruirse. Del barro que ella misma forjó yo solo fui alfarero, de las alas que ella hoy posee, yo solo fui quien puso algunas plumas. De la obra de arte que es ella hoy yo solo fui fiel pintor, del monumento que refleja su mente y cuerpo yo solo fui escultor. De la magnitud de su mente yo solo soy complemento, del universo que es ella hoy yo solo soy una constelación. De la mujer que es ella hoy yo solo soy un admirado observador.

Quédate que mañana nos complementaremos, como planeta y sus lunas. Quédate que esta noche seremos llamas cuando tu fuego consuma mi oxígeno. Quédate que de nuestra nebulosa saldrán miles de enanas blancas. Quédate que a este verso voluble le faltan letras para trascender. Quédate que mi río de neuronas necesita otro en donde confluir. Quédate que como lo etéreo yo también quiero quedarme.