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Mostrando entradas de abril, 2016

¿Será?

Trémulos los árboles caducifolios comienzan a enverdecer ¿Será porque estamos en abril que coincide eso con mi corazón? Las notas del viejo piano comienzan a sonar ¿Será porque el alma vibra como si de nuevo la tocaran? Giran otra vez las ruedas de aquella vieja bicicleta ¿Será porque alguien ha vuelto a pedalear con la cadena de la ilusión? Se han dejado de oír aquellos dos dados ¿Será que este corazón ha dejado de jugar al azar? Alguien ha profanado el silencio de aquella habitación vacía ¿Será que aquel muchacho que vive solo ahí tiene con quien hablar? Ha zarpado el viejo barco y parece que lleva dos pasajeros ¿Será que se enrumban hacia aguas más tranquilas? La luna se ve ahora llena, antes estaba en cuarto creciente ¿Será que él ha encontrado su otra mitad como lo ha hecho la luna?

“Fruta para dos”

Entre soles de marzo y abril, cielos azules y hojas movidas trémulamente por la brisa, mis ojos enfocan cada sábado su cuerpo desde lejos, pasando el resto del mundo a segundo plano en instantes. Mi alma ansiosa y mis adentros eufóricos piden que corra a abrazarla, gritando una voz desesperada ¡Es ella! ¡Ahí está! Yo solo trato de medir mis emociones para no quebrarle las costillas en un impulso desenfrenado. Me reflejo en sus ojos miel y mi cuerpo se paraliza, le cuelga alegría y hasta un poco de llanto de felicidad a mi rostro, mis ojos, mi alma y mis adentros nacen y mueren en ella. Ella frunce las cejas y pregunta el motivo de mi mirada, resumo un mar de sentimientos diciendo que la he extrañado… El árbol cuyo fruto para dos hemos construido florece, en una pequeña maceta que hemos regado cada día dentro de un pequeño velero que lleva por bandera mi sol y tu luna y que muere por ver tierra pronto entre los mares de esperanza.